lunes, 29 de diciembre de 2008

La vaca empantanada

Mi material de lectura más habitual es, por cierto, la Literatura. Pero de un tiempo a esta parte he caído en algunos Blogs muy interesantes. Debo decir que en la mayoría de ellos, quienes escriben coinciden en que cuando se tiene un Blog, se terminan haciendo cosas con el fin explícito de contarlas más tarde en el espacio virtual. Y es precisamente esta posible relación patológica-“¡La juventud está perdida, perdida! Se lo digo yo…”- la que me mueve a iniciar mi propio espacio. Porque si hay algo que necesito para cambiar mi vida es HACER.

Paso a contarles -aunque a ustedes en realidad les importe un bledo, paso a contarles-: hasta hace mas o menos dos años, yo era lo que podríamos llamar El Niño de la Promesa Infinita. En la escuela, nunca una materia pendiente. En la facultad, aprobar más de un año de carrera en un ciclo lectivo, nunca un parcial o práctico desaprobado. En el tiempo libre, deportista de alto rendimiento, posible competidor olímpico. Sorpresivamente para mi entorno, hoy apenas califico como completo holgazán. No me hace falta aclarar que para mí no hay ninguna sorpresa en este desenlace momentáneo, aunque admito que mi actual-y pasmosa- inactividad me provoca cierto desasosiego. No es nada fácil mutar el ser desde el activo niño de la promesa infinita a la pasiva Vaca Empantanada. Con el transcurso de los sucesivos blogs iré desarrollando las circunstancias-desconocidas aún para todos- que me llevaron a este punto de estancamiento y, para hacer más amena la lectura, me voy a plantear desde ahora un objetivo: retomar-¿y concluir?- mi carrera universitaria, conseguir un trabajo y encontrar una pareja estable. La fecha testigo será el 22 de enero del 2010, justo a tiempo para festejar mis juveniles veinticuatro años.

Si, yo sé que el objetivo no promete una hazaña heroica como conquistar la cumbre del Everest o llegar a pie al Polo Norte, pero los prevengo: mi vida es, cuanto menos, Subrealista.

Son las 4: 14 a.m. del día Domingo 28 de diciembre de 2008. Estoy completamente desnudo en mi habitación, escuchando a Miles Davis tocar la trompeta.

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