lunes, 29 de diciembre de 2008

Subí que te llevo

Ayer, cuando llegué a la parada, el colectivo ya había pasado, así que me resigné a esperar. El ambiente era caluroso y agradable, y de cuando en cuando un pájaro invisible le regalaba sus notas al aire. En ese momento, me sentí bien. Tan bien que recibí con alegría los gruesos gotones de lluvia que empezaron a caer. Cuando las gotas amenazaban con convertirse en una lluvia con todas las de la ley un Audi TT gris se detuvo justo frente a mí, bajando lentamente su ventanilla de vidrios polarizados con ese zumbido particular de movimiento robotizado. Lentamente fui viendo al conductor, un hombre joven y robusto. Al fin, habló:

Conductor

(Correcto y amable)

¿Vas para Mar del Plata? Subí, te llevo, sino te vas a empapar…

Análisis de la situación: hombre joven de clase alta en un auto de lujo con vidrios polarizados. Riesgos Potenciales: que me rompa el orto y me tire al costado de la ruta. Malas experiencias en mis sucesivos viajes a dedo -Los siete lagos neuquinos, 200 km hechos a dedo-, ninguna.

M. M.

(Con seriedad)

Dale, ¡Gracias!

El conductor resultó ser gerente de recursos humanos en una consultora. Mantuvimos una elevada conversación sobre los alcances de esta nueva crisis económica, que parece ser más una construcción de los medios de comunicación para hacernos caer en el círculo vicioso del no-consumo que una realidad insalvable. Por qué este hombre decidió levantarme sin que yo lo parara, es un misterio. Quizás sólo quería tener con quien hablar durante el viaje, cómo saberlo. Lo cierto es que es que, sin pretenderlo, tuve un agradable viaje en un Audi TT.

No hay comentarios:

Publicar un comentario